sábado, 29 de diciembre de 2007

EMPRENDIENDO EL VIAJE

Ya son 25 maduros años de mi vida, en los cuales e sido un allegado en la casa de mis padres, ellos que me recibieron desde el primer día de mi viaje por la tierra, ellos que me cuidaron y criaron con cada gota de amor que de sus ojos sollozaban al verme crecer y lograr mis metas.

Ese sentido de pertenencia al hogar del cual somos un pasajero más. Esa necesidad de privarnos de las cosas que acumulamos en cada una de nuestras estadías por “nuestros” dormitorios. Esa irrenunciable obsesión de formar nuestra riqueza a partir de cada objeto que inunda nuestro mundo privado. Toda esta carrera de la vida que al término del viaje no nos deja llevar maletas, más que llenas de recuerdos y de amor por las cosas que hicimos, logramos y trascendimos.

Si al final nada nos pertenece, por que buscamos la inquietante formula mágica que nos haga dueño de nuestra libertad: material, económica y patrimonial.

Buscamos tarde o temprano nuestra propia independencia, esa que nos haga sentir las cosas que realmente son nuestras, ese poder que nos levanta el ego, al decir “esta es mi casa”, o “mira el nuevo auto que me compre”, pero que tan nuestras son todas estas cosas, que sentido de pertenencia nos dan si al final nada nos llevamos ni guardamos. Cuantas personas más se sentirán dueños después de las cosas que nosotros un día sentimos nuestras.

Creo que lo importante aquí, es decir mira lo que estoy consiguiendo, mira lo que e logrado, y lo orgulloso que me siento de mi mismo por dar este gran paso en mi escalera de la vida, donde cada escalón que subo me acerca mas a mi trascendencia.

A pesar de todo, quiero llegar a decir con propiedad durante este nuevo viaje de mi destino que comienza, “mira todo lo que logre”, pero mirando el futuro de espaldas, para no olvidar todo lo que hice para obtenerlo, quiero decir con propiedad algún día que me queda en este itinerario de viaje, “mira el hogar que yo forme”, “mira que linda es mi familia”, “mira como a crecido la empresa que yo construí”, “mira que grande es el circulo de amigos que me rodean, quieren y respetan”, “mira quien soy, mira en que me convertí, y mira si soy yo la persona que lloraras el día que este viaje se me acabe, y cierre mis ojos para regresar a mi lugar de partida”.

Si nada tengo, si nada llevo, si todo me hace falta, para que quiero maletas. Mi mente alberga todo lo que necesito para sobrevivir; los recuerdos, los cariños, las imágenes, los rostros, las ideas, los momentos, las alegrías, el amor que me dan todos y que me recordara el camino de vuelta.

Aun mi destino es una ruleta, es una montaña rusa, voy de cabeza, subiendo y bajando, mareado de las incertidumbres, pero con mis boletos en la mano, es un incesante desequilibrio, pero finalmente una diversión mas, la aventura mas extrema de mi cruzada, si no la tomo, como sabré si fue mi ultimo destino, o la primera parada del trasatlántico al cual me embarco.

Soy solo un pasajero de este mundo, voy en piloto automático, el camino no se traza día a día, confió en mi agencia de viajes, se que de lo que recorrido finalmente llegare a buen puerto. Pero el puerto no llegara solo, hay que salir a buscarlo, los delfines y las estrellas guiaran mi embarcación.

Ya se hace el ultimo llamado, el anden esta listo y dispuesto a recibirme, aun no se cual será mi camarote, no se si es compartido, con ventanas al cielo, o escondido en tercera clase inmerso en la oscuridad y humedad del lugar. Sea como sea, lo haré mi hogar por un tiempo, y ahí forjare mis metas y sueños.

Ya marcho, con todos ustedes en mi mente y corazón, el adiós es inminente, ya nos veremos en alguna parada.

Los quiero a todos, comenten por favor, para saber que van conmigo, estén siempre presente, los necesitare más que nunca.

Jaime

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lunes, 24 de diciembre de 2007

COMO AFRONTAMOS UNA PERDIDA?


Aunque muchos se nieguen a aceptarlo, la muerte es un acontecimiento natural. Tarde o temprano, todos morimos, y sin embargo la mayoría de nosotros preferimos no pensar en ello. Esta actitud evasiva se refleja en el lenguaje: hablamos de “pasar a mejor vida”, de “descansar en paz” o de “encontrarse con el Creador”, no de “morir”.

Aunque podamos racionalizar la idea de la muerte, son pocos quienes aceptan la muerte de todo corazón como una fase inevitable de la vida. La mayoría sólo nos percatamos de la necesidad de esta aceptación cuando súbita e inesperadamente un ser querido o alguien muy próximo muere. Entonces nos enfrentamos a un fuerte desafío.

Guardo un vivo recuerdo del día en que mi mama me llamó por teléfono desde concepción para darme la noticia de que mi abuelo estaba muriendo. Entonces yo estaba de paso en Santiago y no hallaba la hora de llegar a verlo. Compungido y deprimido, me vine al día siguiente.

Me imaginaba al abuelo y entonces me estremecía de nuevo al constatar que nunca volvería a verla. También me sentía culpable por no haber respondido adecuadamente al amor y los sacrificios que dedicó a mi familia.

Por suerte, contaba con un grupo de amigos y parientes. Ellos fueron mi equipo de apoyo. Siempre dispuestos a escucharme y ofrecerme el hombro, me ayudaron en mi aflicción, por más que la mayor parte del tiempo se limitaran a prestarme atención.

Afortunadamente, esa vez fue solo una jugarreta mas de mi abuelo, cuando llegue, pasó de un estado agónico, a un día de risas, historias, y amor junto a nosotros.

Luego, vino algo inesperado, un accidente, se fracturo la cadera y lo dejo imposibilitado para volver a caminar.

Los médicos nos dijeron que su cuerpo era tan frágil que efectuar una operación era imposible, causándole la muerte. Aconsejaron a la familia que lo dejaran morir por el dolor, que seria rápido, que no tenia mas que unos pocos días de vida. La familia lo discutió pero era inhumano el consejo de los médicos.

Paso una semana, y se consulto a otro medico, quien dio la orden de hacerle inmediatamente una operación no invasiva para sujetar la cadera y evitar el dolor. Aunque sabíamos que igual era riesgoso, creímos fervientemente, que cualquier cosa que mejorara su calidad de vida en los últimos momentos que le quedaban, era mejor que no hacer nada.

Sabíamos que no iba a volver a caminar, pero luego de la operación, al no sentir mas dolor, y verlo sonreír de nuevo, y sobretodo hacernos reír a nosotros nuevamente, nos lleno de esperanzas.

Así estuvo las ultimas dos semanas, bajo los cuidados de una enfermera personal, y el de mi madre y mis tías, que hacían turnos cada noche para estar atentas a el.

Pero lamentablemente, por muchos esfuerzos que se hicieran, el estar postrado en una cama, no es lo mismo que tener una vida normal.

Mi abuelo se fue apagando de apoco, ya cada vez tenia menos fuerzas, y lo notábamos en sus manos, que ya no nos apretaba tanto cada vez que estábamos con el. Sus respiraciones eran cada vez menos frecuente, ya los últimos días no hablaba, no comía, era muy triste verlo.

Claro que de vez en cuando nos sorprendía, por que o amanecía cantando o nos pedía las comidas mas extrañas. Jaja

Pero el ultimo fin de semana, todo indicaba que seria el ultimo, mi primo que vive con el, soñó verlo a los pies de la cama, levantado hacia el cielo, esbozando una sonrisa, y diciendo “estoy listo para saltar ganchito”.

Ese día estuvo con mas energía que nunca, a las 21 hrs en punto mi madre llamo a mi tía para preguntar por su salud, y mi tía riendo le dice que el abuelo esta muy bien.

10 minutos mas tarde, vuelve a llamar mi tía, esta vez llorando, acababa de fallecer de un ataque cardiaco supuestamente.

Mi mama, subía y bajaba escaleras como loca sin saber que hacer, lo único que ella quería era estar con el en el momento del deceso.

Corrimos para allá, mi mama destrozada y yo tratando de calmarla, pero finalmente opte por dejarla llorar y despedirse a su manera.

Mi mama no fue capaz de vestirlo, así que lo hice yo, nadie era muy eficiente con las cosas que había que hacer, solo mi tía Silvia que tenia todo supuestamente controlado, y justo ese día nadie la podía ubicar, así que asumí el rol, y me puse a hacer las llamadas correspondientes, y todo lo que pudiera ayudar.

Al día siguiente el velorio fue hermoso, llegaron todos los personajes de las historias que contaba mi abuelo, esas con un toque de realidad y fantasía que nos encantaban.

El funeral ufff, que emoción, los discursos, la gente, las muestras de cariño de todos, la funeraria un 7, ya los contratare para el mío, fue maravilloso, mi abuelo se merecía lo mejor.

Y el resto de la semana, con toda la familia, ya están todos tranquilos, todos los que viajaron, ya se fueron, y quedamos los de siempre, espero nada mas que no se haga tan difícil para mi madre y mis tías, los próximos días, cuando ya empiecen a recordar, extrañar, y sentir la ausencia.

Mi abuelo fue un hombre increíble, creo que todos aquellos que lo conocieron lo recordaran siempre por todo lo que fue y lo que hizo por los demás, por su eterna sonrisa y por su gran sentido del humor.

Esta foto fue tomada una semana antes de su accidente, y creo que refleja muy bien como era en esencia mi abuelo, un hombre lleno de alegría, y si hay una forma en la que el hubiese querido que lo recordáramos, es esa, siempre con una sonrisa en la boca.

Te amo ganchito, donde quiera que estés, disfruta, nosotros ya vamos.

VQC